jueves, 25 de abril de 2019

La nueva revolución de la generación "Concientia"

Hace unas semanas en el nuevo colegio de mis hijos, en el curso de mi hija de 10, los papás se coordinaron para hacer una jornada de "mejoramiento de la sala", algo así como una "minga de curso". Como mamá nueva quería estar presente y estrechar lazos con las familias de los nuevos(as) compañeritos(as) y como persona participativa que soy, me ofrecí a hacer las salsas de la tallarinata que se iba a hacer para compartir en esta mini comunidad.

La cosa es que me esmeré en hacer algo rico y sin carne. Más allá de lo anecdótico que resultó que otra mamá llegó con las mismas salsas, que todo estaba exquisito y de que me siento orgullosa del resultado final con la comida, la jornada y la sala, esta nota es para resaltar otro aspecto y es que mientras almorzábamos, varios(as) niñitos(as) antes de aceptar "cualquier cosa" en su plato, preguntaban si las salsas tenían carne. Noté que varios no la consumían y a eso le sumo a los míos que lo hacen muy poco, Simón por ejemplo, con sus excentricidades, la consume cuando es de animal libre, criado sin hormonas y sin antibioticos (un "vegetariano biológico").

Luego empezó a rondarme una idea, ¿cómo es que niños de esa edad han tomado una decisión así? (y tan saludables que se ven, tenía que decirlo), y más curioso aún, ¿cómo un curso puede tener tantos niños en el mismo nivel de consciencia?. Lo 1ro fue creer que de frentón el mundo está cambiando y que la doctrina de que sólo se puede vivir comiendo carne, pronto va a llegar a su fin, ¿hay acaso una nueva revolución en curso? (en términos de Yuval Noah Harari). Conversando con mi marido del tema, me frenó en seco dando cuenta de que estaba justamente parada en una comunidad donde lo tradicional no es predominante y además, era una muestra muy pequeña como para teorizar tan alto; sin embargo, seguí dándole vueltas al asunto y me atreví a preguntarle a los padres del curso, porqué razón sus hijos no comían carne. Las respuestas me sorprendieron, no solo por la cantidad, sino por la variedad. Algunos los niños jamás han comido carne porque sus padres la dejaron de consumir mucho antes de que ellos llegaran a este plano (a los que denominaré "vegetarianos ontogénicos"); en otros, ha sido elección de los niños por conciencia animalista ("vegetarianos animalistas") o porque simplemente no les gusta, ("vegetariano mañosus") y otro porcentaje, por que sus padres no comen carne y ha sido una decisión consensuada ("vegetariano demócrata"), eso sumado a mi "biológico", que tengo en casa, ¿¿suman cuánto???, pues al menos 5 corrientes de pensamiento, donde la carne no ocupa el papel que suele asignársele al diario vivir. Víctor Hugo dijo una vez "No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo".

Este volón no pretende establecer si la carne o la proteína animal es vital o no para la vida y el desarrollo del niño, eso es resorte de los investigadores, que mas temprano que tarde nos dirán lo que ya todos sabemos. Más allá de los argumentos a favor y en contra de este modo de vida, lo que quiero rescatar es que viene una revolución. La generación de mis hijos, es una generación nueva, a la que denominaré "Concientia", en el sentido de que parecieran tener dominio de su propia existencia, de sus estados y sus actos, por conciencia propia y conocimiento compartido. Ellos van a cambiar la forma en cómo hoy hacemos y vemos el mundo. Probablemente, harán caer a los dioses ¿les explico porqué?.

El mundo  tiene más de 13 mil millones de años, hace 2,5 millones aparece el homo sapiens. El consumo de carne en la época de los cazadores recolectores data de hace 150.000 años (puede ser más, pero no hay pruebas), mientras que la domesticación de los animales para su uso y aprovechamiento es un fenómeno muy reciente de apenas 12 mil años. La agricultura, domesticación y explotación de los animales para consumo, se basó en un criterio de supervivencia y reproducción y a pesar de que es una discrepancia tremenda entre nuestro éxito evolutivo y el sufrimiento individual, se afianzó hasta hoy y se ha visto reforzada por la economía de libre mercado y por qué no decirlo, por la industria de la carne, embutidos, la leche, los medicamentos y los huevos.

Desde hace siglos el hombre viene ingeniándoselas para preservar los alimentos con diferentes técnicas como el ahumado, el salado, el encurtido y las conservas y hace 185 años se inventó el refrigerador, expandiendo el tiempo agrícola y las posibilidades de poder consumir vegetales (y animales), mas allá de su ciclo natural. Internet, las comunicaciones y la posibilidad de viajar y conocer otras culturas, también juegan un papel acelerante en este proceso de cambio, que intuyo se avecina. La alimentación para estos niños, será diferente, romperán paradigmas, a pesar de la cultura de sus padres y la sociedad en la que viven. En 250 a 300 años, es posible que la explotación animal tal como la conocemos, se vea reducida o vea su fin, no por voluntad política o económica, sino porque las personas harán ese cambio, no nosotros, sino ellos, los nacidos en la década del 2000.

La conciencia es el conocimiento responsable y personal, un deber o una situación, el resultado de haber reflexionado y juzgado, no es un mero motivo estético, como donar plata a la Teletón. Celebro estas 5 visiones, en una muestra tan pequeña, celebro pues esas visiones crecerán, se complementarán y unirán a otras y se extenderán, hasta el cierre de la última granja de explotación animal, porque los cambios hoy no toman millones de años, apenas un par de siglos y algunos, tan potentes como pasar de mono a sapiens, unas pocas decenas de años (piense en Internet).

Ya no tenemos limitaciones de preservación de alimentos, tampoco de conocimiento, todo el mundo está en la mano de un niño de 10. No tenemos fronteras para transportar productos de Timbuktú a donde sea, ni la carne es vital para nuestra supervivencia, sólo resta un paso revolucionario de transformación cultural y estos niños llegarán a ser  250 personas adultas en un abrir y cerrar de ojos y con 250 personas que creen lo mismo, se puede cambiar al mundo.

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