viernes, 15 de julio de 2011

El camino del emprendedor paso 1

A diez años de esclavitud laboral, fui despedida por segunda vez en mi vida, después de 5 años y un día trabajando en la misma empresa, (en la que había dejado de creer hacía por lo menos un año y medio). En vez de ponerme a llorar pensando en mis deudas de clase media intelectual, decidí tener una actitud distinta y no tener miedo. Esta vez estaba mejor preparada, era una desempleada, pero tenía un plan...

Pesqué mi fortuna y la deposité en 9 Fondos Mutuos de alto riesgo y distintos (ahora todos están en pérdida, así que esta opción no es recomendable hasta en 1 año más).

A ojos cerrados agarré $400.000 y tomé un curso de inglés promoción insólita, fast track en Sam Marsalli (recomendado, http://www.sammarsalli.cl/ingles/promocion-curso-ingles/).

Había decidido no volver a venderle mi alma jornada completa a nadie, así que usé media jornada para seguir haciendo gestión de negocios en una consultora y dedicar el resto de mi tiempo a planificar qué hacer el resto de mi vida. Y así, como rezan los libros de autoayuda, las cosas comenzaron a pasar...(de a poco les iré contando los detalles).

El email que cambió mi vida

Hay algunos email masivos que tienen un qué se yo, que te obliga a hacer click. Decía "Curso gratuito de formación para inversionistas", lo leí, los contenidos me resultaron bastante exóticos, así que llené el formulario y lo envié (y era GRRATIZ).

Unos días después llegó respuesta: había sido tanta la gente que postuló, que iban a implementar una nueva versión y querían saber si los horarios que me enviaban en documento adjunto, me acomodaban. El único compromiso era cumplir con la asistencia. Revisé, las clases eran todos los miércoles de 19:30 a 21.30 hrs, por 2 meses, perfecto para mí, así que me comprometí altiro. Dos semanas mas tarde estaba en una especie de charla motivacional, que me causó mala espina, casi me paro y me voy, porque ya iba medio prejuiciada con el lugar, pero de pronto el tipo dijo algo que me hizo sentido: "lo único que les pedimos es que vengan a todas las clases y que cuando alcancen sus metas o se equivoquen en el intento, vuelva a quí a enseñar". Confieso que igual me pareció filantrópico al peo, pero este tipo había logrado vencer la primera barrera: no había trampita. (http://www.emprendencafe.com/).

Cuento corto, la semana siguiente estaba sentadita en primera fila y de ahí no paré más. El curso tiene un sólo objetivo: romper paradigmas y aunque suene a lavado de cerebro tipo Herbalife, sacarnos de la "zona de seguridad", desde la cual vemos el único mundo que conocemos, (que no es más que una eterna esclavitud): vivir para trabajar y poder pagar nuestra vida, lo que Robert kiyosaky denomina "La carrera de la rata". (http://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Kiyosaki)

¿Saben cuál es el paso 1?, al final del curso teníamos que hacer un negocio. ¡Imagínense!, yo que había dedicado 5 años de mi vida a vender proyectos de termodinámica aplicada y eficiencia energética, jamás había entendido, cómo surgió ese negocio y menos pensado en buscar un negocio para mí!, ¡estaba aterrada!.

Formamos grupos de 5, teníamos super claro lo que debíamos hacer, (después de un MBA, 1 año de Ingeniería en Administración de Empresas y 5 años haciendo negocios, tampoco había aprendido algo tan escencial). En 2 clases había aprendido los aspectos más relevantes para elegir un negocio!: Rentabilidad del 100%, vida útil 2 veces superior al plazo de un préstamo, renta mensual 2 veces superior a la cuota de un crédito, tiempo invertido en el negocio, ojalá igual a 0 y lo más importante, atreverse.

¿Saben que pasó?, nos fue bien, encontramos ese negocio, hicimos la primera inversión de $100.000 (nunca había hecho una inversión en mi vida, salvo los fondos mutuos que con suerte me daban el 5% mensual). Presentamos y teníamos un retorno de $200.000 a la vista, pero yo aún seguía aterrada, son muchas las cosas que superar cuando se hace un negocio, mas aún en almas adormecidas y domesticadas como la mía, pero lo logramos, lo logré.

Con mi MBA a rastras, mi año de Ing, mis 2 diplomados en marketing y mi carrera de 5 años de periodismo, había logrado vender 25 botellas de productos de aseo, el primer negocio realde mi vida!.

¿Y qué pasó al final?, que gracias a ese email, hoy estoy adportas de formalizar una comercializadora dirigida al segmento domiciliario...pero antes de contarles más detalles, todavía falta que les cuente: los pasos 2 y 3 de esta aventura...y otros capítulos interesantes como por ejemplo, la primera inversión individual, el Curso de Fomación para inversionistas nivel 2, la primera empresa que evalué para comprar, mis primeras aventuras como empresaria, la primera sociedad en la que participé y bueno, también mi aventura de aprender inglés...

jueves, 7 de julio de 2011

El giro que me llevó a ser una persona de movilidad reducida

Estábamos en medio de una tarde familiar el domingo 26 de junio, nos habíamos puesto de acuerdo para almorzar con una pareja de amigos y sus 3 exquisitos hijos. Ellos trajeron el ceviche y unos pebres de lujo, nosotros hicimos la entrada y mi especialidad, sierra al horno.

Almorzamos, bebimos vino blanco, después tomamos café en la terraza y de media tarde el bajativo fue un pisco de aquellos que sólo se encuentran en un viaje romántico por el valle del Elqui. No fue una botella entera, pero entre cortito y cortito se hizo la tarde y tuvimos que armar una cena tipo coctail para seguir el ritmo de la conversación. Destapamos 2 botellas de vino, de las cuales yo bebí unas copas. Hicimos caso omiso de la tía del jardín que nos dijo "este vino no es para beberlo, sino que para guardarlo de recuerdo", en cada botella estampado un "Don Simón y Doña Matilde, Gran Reserva", regalo de nuestros hijos para el Día del Padre. Los niños no se vieron en todo el día, entretenidos en diversas aventuras en el segundo piso.

La mati con sus 2 años, llegó como a las 20:30 con cara de tuto, subí con ella en brazos al dormitorio, le puse el pijama, la tomé en brazos y bajé la escalera...de ahí la cena se transformó en un desastre.

Una hora esperando al SAMU

Tenía a la mati abrazada a mi cuerpo, bajé 3 ó 4 peldaños hasta que se hizo el vacío, el taco de la bota no alcanzó a hacer pié al borde del peldaño y sentí el vacío... Instantáneamente me tiré de espaldas, agarré fuertemente a mi hija y me dejé caer, mientras sentía y podía ver mi tobillo derecho quebrándose hacia afuera y pegándole a la pared. No fueron mas de 4 peldaños hasta que llegué al suelo sentada. Mi amiga alcanzó a sentir el golpe y llegó hasta mi. Le pasé a la mati que lloraba de susto y sólo atiné a decir, "me quebré el tobillo csm!"·$%&/()=, necesito que me lleven ahora mismo a la clínica". Traté de mantener la compostura mientras me redoblaba de dolor, todos atinaron a hacer algo, hasta que la reorganización se dio naturalmente. Mi marido salió a poner el auto frente al portón, mi amiga dijo que ella se quedaba con los niños y su marido se fue con nosotros. No agarramos más que mi billetera, por el famoso cheque en garantía y salimos.

A poco andar empecé a sentir temor, mi marido había bebido mas de 2 copas y estaba muy nerviso, mi pie se veía girado hacia un ángulo imposible y sólo me preguntaba si yo estaba bien. "No te preocupes, en la Clínica me lo van a arreglar, tu conduce con cuidado por favor, no vaya a ser que choquemos"...y chocamos.

Subiendo el paso nivel de Avenida La Florida, justo antes de llegar a Departamental, le dimos a un vehículo color burdeo. Tuvimos tiempo de frenar y lo hicimos y en un acto instintivo puse las manos en el tablero para evitar pegarme en el tobillo, de ahí sólo recuerdo un pito y polvo, como una película..., segundos después miré mi mano izquierda que sangraba a chorros y pude ver mi dedo pulgar colgando, la tapa del airbag había reventado ahí, justo donde puse mi mano. No recuerdo dolor, sólo que lo tomé, lo puse en su lugar, pateé la puerta que estaba trababa y salí a la avenida y me senté en la orilla de la berma a esperar.

Más de una hora estuvimos ahí, nadie se atrevió a inmovilizarme, ni a ponerme nada, excepto un líquido anticoagulante en la mano. Mi pulgar completamente abierto, de lado a lado, mi tobillo en segundo plano. Bomberos, Seguridad Ciudadana, Carabinenos, familia miranda y muchas otras personas, sólo se limitaban a tomar declaraciones, pedir antecedentes y a esperar al SAMU.

A los pasajeros del otro auto no les pasó nada, a mi marido y mi amigo tampoco. Tuve que rogar para que me dejaran llegar a la clínica por mis propios medios, porque si el SAMU llegaba, que no lo hizo, me iban a llevar a hospitales que del sólo nombre me causaban terror. Me imaginaba ahí esperando en un pasillo, mientras los huesos se encapsulaban en cualquier parte. A eso podríamos llamarle "racismo hopitalario".

Por fin me dejaron ir. Tomamos un taxi y mi amigo me trasladó a la clínica. A las 23:00 hrs ya tenía todo el panorama claro: luxación completa del pulgar izquierdo, luxación de la tibia y peroné quebrado en el pié derecho. Entre anestesia y anestesia supe que habían puesto los huesos en su sitio y que me iría a pabellón con doble equipo médico de urgencia.

Eran las 2 AM del lunes y entré a pabellón. A las 6 AM desperté, con una bota enorme en el pié y la mano colgando con yeso. Aquel sueño que tuve de niña de pasar a ser el centro de atención por un yeso, por fin se había hecho realidad, pero ya no resultaba gracioso.

Habían logrado salvar mi dedo, me habían puesto placas y tornillos en ambas lesiones y tenía buen pronóstico,pero con reposo de 6 semanas y recuperación con el tiempo. De mi marido, ni una sola noticia. Como a las 11:00 empecé a llorar. Como a las 13:00 llegó él, después de pasar toda la noche detenido, como si fuera un criminal...y yo, sintíendome podrida por la culpa...en soledad empiezan a aparecer todas las otras alternativas inteligentes para evitar este tipo de cosas, los taxis, los vecinos, las ambulancias, pero el tiempo no se retrocede, no se recupera y siempre está ahí, dándote espacio para que gires la ruleta...

De todo esto ya hacen 2 semanas, no puedo usar muletas, porque me falta una mano y la silla de ruedas que gentilmente mi suegra trajo desde el sur, apenas puedo manejarla por lo mismo. Tengo pánico a las escaleras y no me imagino cómo podría llegar a mi trabajo o a cualquier parte.
Necesitaría ayuda para bajar la escalera y la silla de ruedas hasta el portón de la casa, y no me imagino cómo podría subirme sola a la micro azul E-10, que me deja en Avenida La Florida. El Transantiago cuenta con algunas micros con plataforma, pero ¿quién me ayudará a subir y a bajar?, no puedo hacer rodar la silla. Si lograra bajarme frente al Metro, cómo cruzo la calle?, cómo me subo al metro?. Soy para estos efectos, una persona inválida,o como dicen ahora "con movilidad reducida", de caracter temporal...sí, pero me aterra la pregunta, ¿y si hubiera sido permanente?, ¿cómo lo haría en el sistema público?, ¿cómo lo hacen otras personas?...perdónemne esta tontería, éste, mi pequeño y vanal espacio para lamentarme de una desgracia que para algunos puede ser tonta...pero que para mi resulta un tormento...

Antes de que todo esto termine, quiero por una vez hacer el recorrido, sola, vencer el miedo que me causa y ver qué pasa, para ponerme en el lugar de tantos otros que tienen que soportar esta injusticia diariamente...si lologro o no, les cuento en otra publicación.

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